
Dios Universo
La noticia de Dios me llegó, creo, a través de la liturgia celebrada en la iglesia del pueblo: enorme, bella, misteriosa y fría. La realidad de la religión fue algo posterior; y apoyándome en la religión llegué a elaborar un sencillo concepto divino. Ese proceso fue obra de mi madre, una mujer buena, paciente y crédula, que trataba, hijo único yo, de darme lo mejor en el presente para el futuro. Iba con ella a los oficios religiosos, situándonos ambos en el área femenina familiar. Sepultura se llamaba el espacio, porque debajo había enterramientos antiguos bien delimitados. Detrás del hachero de la abuela, soporte de cirios y velas, estaban los reclinatorios. Se colocaban allí mis tías y los primos pequeños. Duró poco tiempo, porque enseguida quise pasar a los bancos de niños, enfrentados y simétricos de los ocupados por las niñas. En medio de ambos espacios escolares, quedaba el pasillo central y los puestos destinados a los miembros del Ayuntamiento.
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