Solo de voz en La Habana

Solo de voz en La Habana

Solo de voz en la Habana
Pedro Sevylla de Juana

Novela escrita hace mucho tiempo, finales del siglo pasado o primeros años de este. Dada la imposibilidad de leerla de nuevo debido a mis dificultades de visión, la pongo aquí, en el blog, tal como la dejé entonces. Hace el número treinta y tres de mis libros.
La ilustración de portada es la pintura acrílica recién concluida, 11-III-2023, titulada Nocturno Bélico, que hace referencia a la guerra de Kosovo, cuyas circunstancias influyen en parte del argumento.
El título viene dado porque Honorio, el protagonista, dirigido por Rita, pleno de emoción, acaba cantando un solo de tenor en lo alto de la soberbia escalinata de entrada a la Universidad de la Habana. La obra representada ante el numeroso público congregado, es María la O, una zarzuela cubana con música de Ernesto Lecuoma y libreto de Gustavo Sánchez Galarraga. El papel defendido por Honorio fue el del tenor Fernando, protagonista, conocido como el niño Fernando.
En la novela, Honorio cuenta sus memorias a Virgilio, amigo y narrador, con incursiones al abuelo indiano y proyección al futuro próximo. Forma parte, Honorio, de un coro de cantores integrado por aficionados a la zarzuela, llegados de lugares muy diversos. El texto recoge las peripecias individuales y las relaciones originadas entre ellos. El amor y la amistad, dos líneas paralelas que pueden encontrarse originando el infinito, en la novela muestran su capacidad de supervivencia, posibilitando algunas historias dolorosas y muchas más dotadas de ternura.

El autor en el laberinto

El autor en el laberinto

Pedro Sevylla de Juana, después de todo lo vivido, al acercarse al límite de su búsqueda, se descubre en la entrañable encrucijada elíptica de la biblioteca personal y familiar. Allí reposan muchos de los libros que leyó o consultó a lo largo de la vida. Dos mil seiscientos veinticuatro en el último recuento. La mayoría fueron comprados a modo de coleccionista, aquí y allá a libreros de segunda mano, y pueden estar dedicados o contener anotaciones útiles. Los menos, no obstante, numerosos, forman parte de la obra de grandes autores portugueses y brasileños. Los amigos de ambos continentes han ido añadiendo sus publicaciones. Hay una buena representación de ejemplares en francés, catalán e italiano. Destacan por su tamaño los dedicados a la pintura, láminas preciosas mostrando cuadros con gran fidelidad, maestros y museos de diversos países. En gran formato y grosor están, El templo de Salomón y Dios arquitecto, J.B. Villalpando, de Ediciones Siruela como tesoros magníficos. Y más, mucho más, muchos más. Ignora cuántos ausentes regaló, y cuántos de los prestados no fueron devueltos, porque su hueco era ocupado a los pocos días. Tiempo y espacio, las historias protagonizadas por los personajes, principales o secundarios, van mezclándose en el recuerdo hasta formar otras nuevas confusas, laberinto sin hilo que convierta en salida a la entrada. Le tranquiliza saber que, mientras dure, el blog https://pedrosevylla.com/ dará cobijo a su escritura, apéndice de la obra de los escritores de renombre que conoce y traduce. Entusiasmado por la extraordinaria difusión que está teniendo Amor en el río de la vida, y la progresión evidente de los nietos, las dificultades actuales se suavizan. Lo último escrito va detrás de la biografía, acompañándola, explicándola y, acaso, justificándola. Las debilitadas condiciones síquicas y físicas obligan sin remedio. Son setenta y seis años los cumplidos cuando la facilidad de concentración se diluye, apareciendo la pérdida de memoria reciente y, con frecuencia, de la antigua. El pensamiento queda frenado por la búsqueda infructuosa del recuerdo, palabras concretas y hechos ocurridos. Episodios de la niñez en Valdepero y Palencia, acuden raudos a su búsqueda, trayéndole una verdad recién elaborada. Las dificultades de visión, después de tres cirugías, no le permiten leer ni escribir más allá de unos minutos. Lo que ha sido fundamental en su vida deja de serlo. Cierra este trabajo una novela inédita de la que está satisfecho. Duda si conservar o no dos libros comenzados hace años, porque desconoce la situación del contenido e ignora si pueden tener interés para los lectores. Llevan título: Solo de voz en La Habana y Secretos de familia.

El Destino y la señorita Salus íntegra

Vigésimo séptimo de los libros publicados por Pedro Sevylla de Juana, El destino y la señorita Salus es la redacción definitiva de la obra galardonada con el Premio Internacional Vargas Llosa de novela.
Los creyentes no ven contradicción entre el examen de conciencia que la anciana señorita Salus va haciendo a intervalos, muy crítico con su propia conducta, y el convencimiento de salvación eterna. Ya que, arrepentida de todo corazón en los últimos instantes, será perdonada como cualquier cristiano. Sabe que es una mujer normal, pero cree ser elegida para repetir la pasión de Cristo, resurrección añadida, porque eso es lo que promete el Maestro para quien lo ame y decida seguirlo.
Los incrédulos piensan que las lecturas de los textos sagrados —San Agustín, San Francisco de Sales, las Epístolas, los Salmos y los Evangelios— iniciadas y repetidas por Salus con una complacencia semejante a la hallada por Don Quijote en los libros de caballería producen en ella un efecto de confusión parejo. Y se preguntan: ¿hasta qué extremos puede llevar la lectura literal de los textos sagrados a una persona carente de reflexión y afianzada por entero en la fe? Queda al lector, conocedor de todos los hechos e intenciones de la protagonista, la facultad de juzgarla.

Julio Cortázar vida y obra

Julio Cortázar vida y obra

Fui lector de Cortázar con precocidad manifiesta. Y lector reiterado a intervalos no muy largos. Gran parte de su obra: libros esenciales que siguen en mi biblioteca. Hubiera querido leer “El Examen” cuando lo escribió, para conocer aquel Buenos Aires rompiéndose en él; pero Losada-de Torre no quiso editarlo, y publicado treinta y seis años después ya no era lo mismo: Julio Cortázar consideraba que, leído en su momento, hubiera tenido cierta incidencia en lo que ocurría en la Argentina de entonces. Leí Rayuela a trancos distintos: rompecabezas, laberinto. Amé a la Maga y quise reencarnarla en un personaje mío que tuviera su vida a mi lado. Me gustó escuchar a Cortázar, humano, muy humano, entrevistado en la televisión. Aquella entrevista profunda y ancha, programa A Fondo, hecha de modo magistral por José Joaquín Serrano, que he conseguido poner en enlace al final de este trabajo. Hasta las erres, suyas o francesas, me gustaron en su voz. Luego las identifique oídas en Brasil; me gustan aún pues aún las oigo en otras voces. Considero a Rayuela entre las grandes novelas que he leído, y la subo a lo alto, si no en términos absolutos donde coloco a “Los hermanos Karamazov”, la gran obra de mi reverenciado Fiodor Dostoievski; sí en términos relativos, comparada con las escritas en castellano. Dejo al margen de las demás y para siempre a “Don Quijote de la Mancha” por múltiples motivos: no hay y no habrá punto de comparación: espacio y tiempo. Pongo a Rayuela a la altura de otro mito, “Cien años de Soledad”, y la dejo ahí, flotando, tan sólida y tan bien arraigada.

Carlos Drummond de Andrade vida y obra

Carlos Drummond de Andrade vida y obra

La traducción para mí es traslación, es tomar un relato o un poema: prefiero la poesía porque es más dúctil, más maleable; y trasladarlo a otra casa con todas las pertenencias. También es el acomodo en el nuevo espacio. Me siento obligado a dejar lo mejor posible en la nueva residencia todo lo recogido de la anterior; habitaciones nuevas, nuevo salón, jardín recién conquistado. Espero haber tomado en mi mente lo más de lo que Drummond de Andrade quiso decir y sugerir en “La Máquina do Mundo”

Espero haberlo trasladado sin romper ninguna pieza, ni el jarrón de Sévres ni el hombrecillo de los gansos, adorno de terracota que rompió siendo niño con disgusto y pegó con resina. Espero haberlo colocado como él lo hubiera querido, contando con que todo en la nueva casa es distinto queriendo ser lo mismo. Por eso quise conocer a Drummond lo suficiente para atreverme a traducirlo, para atreverme a interpretarlo. Como el nuevo espacio es mayor, las piezas pueden estar más separadas. Conocer el idioma de partida o dominar las herramientas que lo cercan, diccionarios, referencias de uso; conocer el idioma de llegada, conocer el género literario de la pieza. Eso necesita el traductor; y con frecuencia no se tiene todo.