
Valle Inclán
Abordo aquí la persona y la obra de don Ramón María del Valle-Inclán, a sabiendas de que es inabordable. No somos pocos los que esperamos que salga de la tumba alguna noche para añadir, quitar, corregir o actualizar, alguna de sus piezas maestras. Pues cambiaba tanto sus escritos, en sucesivos intentos de mejorarlos que, ni aún hoy podemos estar seguros de cual de todas ellas es la versión definitiva. Pasado, presente y futuro a un tiempo, Valle-Inclán es el Universo al completo, lo de arriba y lo de abajo en momentos sucesivos. Es la naturaleza en sus playas mansas y en sus seísmos destructores, es el geiser y el volcán sin solución de continuidad. Y si en otros escritores es necesario conocer su obra para conocer su vida, en Valle, la vida y la obra son una misma cosa, imaginación e independencia complementándose. El conjunto es algo inabarcable, incluso después de haber convivido con él como los amigos, o de haberlo transitado como los lectores. Contradicción y misterio que no son locura, porque se trata de una mente lúcida en cada momento cambiante, abarcándolo todo en instantes sucesivos, entre la palabra escrita, la dicha y sus retumbantes ecos.
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